Creer es Poder: La Mente que no Tiene Límites

¿El talento, la inteligencia, las habilidades físicas son capacidades innatas grabadas en las hélices del ADN, o un potencial capaz de expandirse al ritmo del entrenamiento y el esfuerzo?

Durante los últimos treinta años la investigadora Carol Dweck, de la Universidad de Stanford, buceó en el comportamiento de miles de estudiantes para responder a estas preguntas y definir por qué algunos desarrollan sus potenciales y otros detienen su crecimiento.

Curiosamente, el paso que la condujo al nudo de sus teorías sobre el éxito y el fracaso surgió de estudios de conducta animal, del fenómeno que hoy se conoce como síndrome de impotencia adquirida. Frente a la adversidad, algunos animales se rinden y renuncian a luchar, perdiendo capacidades anteriormente desarrolladas.

Aplicado al comportamiento humano, este fenómeno le hizo suponer a la investigadora que la diferencia entre quienes luchan y quienes se rinden frente a la adversidad son los pensamientos que motorizan la acción. Es decir que ni el éxito ni el fracaso están cristalizados por las capacidades innatas y dependen más de la disposición mental que empuja las conductas.

Una síntesis de esta radiografía de la inteligencia exitosa fue publicada por la revista Social, Cognitive and Affective Neuroscience por un equipo multicéntrico en el que participó Dweck junto con colegas de la Universidad de Columbia, del Centro Médico Presbiteriano de Columbia y del Barnard College.

«Algunas personas creen que su inteligencia es maleable, por ende, el esfuerzo y la práctica pueden cambiar el cerebro y el comportamiento, en tanto que otros creen que su inteligencia es un rasgo fijo y rígido con el que se nace. Algunas personas piensan en una combinación de ambas posiciones, incluso que algunas habilidades son fijas y otras modificables, por ejemplo que las habilidades para las matemáticas son fijas, pero las condiciones deportivas son moldeables. En general, los primeros tienen mejores resultados a largo plazo, especialmente en actividades que significan desafíos exigentes.»

Además, discriminan otro rasgo fundamental que condiciona el resultado: «la motivación, que influye fuertemente sobre la habilidad de recuperarse de los errores». El concepto es sencillo. Si una persona está enfocada exclusivamente en el resultado final de un proceso de aprendizaje, por ejemplo en el score de sus entrenamientos de CrossFit, es más probable que se sienta derrotada frente a un resultado pobre. En cambio, quienes se sienten motivados por el enriquecimiento que acompaña el proceso de aprendizaje pueden tomar un paso en falso como un estímulo, un error que los ayuda a superarse.

Transformando mentes

En su libro «Mindset», Carol Dweck propone a padres y educadores, estrategias para ayudar a sus hijos y alumnos a transformar la mentalidad conformista en una actitud mental expansiva que facilita el crecimiento. Recomienda evitar elogios que recaigan sobre la inteligencia, porque de este modo se refuerza la idea de una capacidad innata e inamovible y el chico queda capturado por el resultado final.

En cambio, cuando los adultos halagan el esfuerzo, el proceso de aprendizaje y las estrategias utilizadas para resolver problemas se enseña una mentalidad de crecimiento y la motivación se centra en el proceso de aprendizaje. Destaca también la necesidad de enfocar el proceso pedagógico en la motivación, que motoriza la autosuperación.

Cuando la motivación se centra en el proceso de aprendizaje, éste se enriquece. Con una mentalidad de crecimiento, las personas creen que pueden desarrollar su cerebro, sus habilidades y sus talentos. Este punto de vista crea amor por el aprendizaje, un camino al crecimiento y la capacidad de aprender de las adversidades.

Por el contrario, las personas con una mentalidad fija, creen que sus habilidades e inteligencia son estáticas y no pueden desarrollarse. También piensan que el talento por sí mismo conduce al éxito y ven el esfuerzo como un signo de debilidad en lugar de verlo como un factor positivo de la vida, necesario para desarrollar todos los potenciales.

En CrossFit muchas veces observamos un criterio perfeccionista en algunos de nuestros atletas, que atenta contra un crecimiento estable. Los atletas ponen un objetivo muy alto y cuando no lo alcanzan de inmediato toman la caída como una evidencia de incapacidad o fracaso, se deprimen y pierden la oportunidad de sacar algo bueno del entrenamiento. La filosofía del esfuerzo nos alienta a superarnos y a no aceptar ningún fracaso como un hecho fijo.

Como entrenadores deberíamos alinear nuestros esfuerzos a los descubrimientos de Carol Dweck para ayudar a nuestros atletas a superarse constantemente y desafiar sus límites.

 

 

Fuente: www.rxmagazine.co

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