¡Nunca Dejes de Entrenar!

La mayoría de las personas nos sentimos muy animadas cuando comenzamos con alguna práctica deportiva, unas muy seguras de lo que queremos conseguir y de que lo conseguiremos, y otras menos. La cosa es que pasado algún tiempo a veces, puedes notar que comienzas a flaquear con tu entrenamiento: un día que tienes alguna cita ineludible y has de saltártelo, otro te sientes muy cansado y piensas que ya hiciste bastante esta semana… ¿Te suena? ¿Qué es lo que ocurre en estos casos y lo más importante, cómo poner fin a las excusas? El secreto está en definir desde el principio tu objetivo, tu reto, tu meta y comprometerte con ella sintiendo que la conseguirás.

Comenzar con un fin en mente

Lo primero que has de saber, es que para llegar a un objetivo, antes hay que definirlo bien. Si no defines exactamente tu compromiso, éste se adaptará a tu conveniencia. Si lo defines con algo así como “me gustaría mejorar mi resistencia, mi volumen o mi capacidad aeróbica”,  abres una puerta para que las excusas entren y se acomoden. Lo ves ¿Verdad? Algunas preguntas que te ayudarían a cerrar esa puerta pueden ser: ¿Qué es mejorar?, ¿Cuánto es esa mejora?, ¿Cuándo sabrás que has mejorado? Un buen objetivo, un objetivo que nos comprometa y con el que nos sintamos realmente a gusto y comprometidos ha de ser más inteligente, ha de ser SMARTER, es decir:

S = Específico. 

Fija previamente qué quieres concretamente conseguir. Sé lo más concreto posible. “Hacer un circuito completo de x características en x tiempo”, “presentarme a la competencia de tal fecha en tal categoría y quedar entre los tres primeros”…

M = Medible. 

¿Cómo se medirá el avance?. ¿En centímetros, en tiempo, en capacidad…?. El medirlo hace que puedas evaluar la progresión y así saber si tu progreso está siendo adecuado o necesitas incrementarlo.

A = Alcanzables. 

Si el objetivo no es alcanzable, te desmotivarás, te frustrarás y abandonarás. Tiene que ser algo que se pueda hacer. Es importante tener en cuenta tus condiciones y situación particular.

R = Retador

Al mismo tiempo, si no es retador, no te generará ilusión, te mantendrá en tu zona de confort y eso, genera apatía por lo general. Así que lo ideal es mantener un equilibrio entre que lo puedas conseguir y lo que te suponga un reto, una dificultad, que “te ponga”.

T = Temporizado. 

Es decir, fijar un tiempo para conseguirlo. Esto es clave ya que hace que puedas evaluar la evolución que va teniendo puntualmente en relación con el tiempo total establecido. Imagina que tu objetivo es poder conseguir una marca determinada para presentarte a una competencia determinada. Podrías hacerte demasiado mayor para competir si no te fijas cuándo. De nuevo, sé realista y retador al mismo tiempo. Si te pones un tiempo demasiado corto, podrías frustrarte cuando ves que no lo consigues, o aún peor, lesionarte.

E = Ecológico

La ecología es el equilibrio. El equilibrio entre quien tú eres, lo que es realmente importante para ti, tus valores y tu objetivo. Es decir, no sería ecológico querer quedar de primero en esa competencia si para ti un valor fundamental es poder aprobar una oposición a un puesto fijo en la administración del Estado para la que necesitas 16 horas diarias de estudio y además te coincide con la fecha del examen. Probablemente estarías continuamente en la disyuntiva entre entrenar y estudiar, entre presentarte a la oposición o a la competencia, y emocionalmente te desequilibraría. A menos claro está, que optes definitivamente y con todas las consecuencias por una de ellas.

R = Recompensado.

Si haces un gran esfuerzo, si te estás comprometiendo seriamente contigo mismo ¿No crees que tiene sentido el que te recompenses? No vale sólo con la satisfacción de haberlo conseguido, prémiate. Busca algo que te gustaría y dátelo como regalo cuando lo consigas: un viaje, un nuevo equipo, una bicicleta, una noche loca de fiesta, una súper fiesta. ¿No crees que te motivará más aún saber lo que te espera?.

Segundo paso: Visualízalo

Está más que demostrada, la importancia de la visualización a la hora de la realización de cualquier tipo de actividad deportiva. Ahora no me refiero en general, sino en la oportunidad de visualizar tu objetivo.

¿Para qué es tan importante?. Toda acción, toda realidad, se crea dos veces. La primera vez en nuestra mente, la segunda cuando se ejecuta. Piensa, ¿Qué hace que sea más fácil hacer un ejercicio determinado cuando lo has repetido varias veces? El hecho de que tu cuerpo, ya lo ha experimentado y ha enviado esa información al cerebro. Es como cuando has ido varias veces desde tu casa al gimnasio, puedes ir sin tener que pensar siquiera cómo hacerlo, sin ser consciente.

Cuando te visualizas a ti mismo consiguiendo tu meta, es algo que ya ha ocurrido. La parte que generalmente te crea dudas y acaba fastidiándote, comienza a desaparecer. De alguna forma, ya lo has hecho, ya lo has conseguido. Cuanto más practiques esa visualización, más fácil te será. La mejor forma de comprobar si algo es cierto es haciéndolo, así que ¿Qué pierdes probando?

A por tus sueños.

 

Fuente: www.rxmagazine.co

¡Nunca Dejes de Entrenar!